HENEQUÉN
ORO MEXICANO
Según diferentes códices mayas, un sacerdote muy respetado, que incluso estuvo involucrado en la fundación de la ciudad de Chichén Itzá en el año 600 d.C., fue quien enseñó a los mayas a cultivar y utilizar el henequén para hacer hamacas y cuerdas. El oficio se cultivó hasta el siglo XIX, cuando creció la demanda del textil para fabricar costales, amarres y cabos para navegar. A mediados del siglo XX, Yucatán era el único productor de fibras duras de gran valor; la alta demanda condujo al desarrollo de haciendas, grandes latifundios que hicieron uso de la abundante mano de obra indígena local, así como de esclavos yaquis y asiáticos importados de Sonora y Corea. Del auge del "Oro Verde", sólo quedan en Yucatán las magníficas casonas y los restos de antiguas haciendas henequeneras. La invención de las fibras sintéticas a partir de la década de 1940 provocó su declive.